Review about Japan Nite U.S. Tour 2011 released in New York City in Sunday night March. Bunka, only J-Music Latin mass media and eyewitness in this historic concert. Only Spanish language. – Crónica del Japan Nite U.S. Tour 2011 realizado en la ciudad de New York una noche dominical de marzo. Bunka, único medio de habla hispana protagonista de este histórico evento. Disponible solamente en español.
Por Pedro Suárez – Corresponsal en Estados Unidos.
Fecha: domingo 20 de marzo de 2011.
Lugar: Bowery Ballroom, Chinatown (Manhattan District).
Japón ha sido noticia en todos los medios, en todos los idiomas, en todas las culturas foráneas. Terremoto, tsunami, amenaza nuclear, pésimo clima, escasez de provisiones… sin duda el sol naciente aún no sale de esta hecatombe natural que sacudió incluso el eje de nuestro planeta. Sin embargo, la famosa y cursi frase una vez más se aplica en esta coyuntura: el show debe continuar. Y en eso, Audrey Kimura y los músicos, asistentes y aliados organizan desde hace 13 años este evento en la pequeña ciudad de Austin, en el fronterizo estado de Texas dentro del gran show mediático y musical llamado South By Southwest (SXSW), como un llamado poderoso para espantar el gélido invierno e invocar la cálida primavera, que este año si no fuera por la fatalidad podría una vez pasar por alto ante la mirada enceguecidamente intencional de los grandes medios de comunicación. Por fortuna, los medios independientes como este donde soy corresponsal todavía tenemos ganas para promover a toda costa este encuentro de Occidente y Oriente.
El Japan Nite tiene un valor agregado, destacándose frente a otros eventos internacionales: si uno no puede ir a oír y enfiestarse en Austin, no te preocupes que el mismo Japan Nite irá a buscarte lo más cerca posible para atrapar tus oídos, sacudir tu cuerpo y contagiarte de excelentes partículas sonoras en el ambiente. Así, una gran caravana cargada de grandes dosis de rumba, sonidos, rebeldía, innovación y alegría decidiera recorrer varias ciudades. New York fue una de las privilegiadas con dicha visita.
Desde el primer momento me sentí más extraño de lo normal. Era el único pasajero latino en un bus atestado de asiáticos de todos los rincones, hablando en su propia lengua materna, una mezcla extrañamente agradable a mis oídos de todos los países, desde dialectos camboyanos hasta refinados sonidos en mandarín, aunque en verdad no supe cómo distinguir un sonido vietnamita de un fonema coreano. Aún así, pude sobrevivir y llegar a mi destino.
Llegué a la puerta metálica marrón del Bowery Ballroom. No había nadie, me fumo un cigarrillo y en pocos minutos aparecen un pequeño grupo de japoneses con algo de cansancio y pereza en sus caras. Al verlos detenidamente pude identificar algo que luego confirmé en nuestro informal diálogo: eran los White White Sisters con su ingeniero de sonido y su manager. Me saludaron, me dieron las gracias por venir y empezamos a hablar en inglés muy básico, terminando a ratos de hablar español y japonés sobre mi conocimiento de bandas niponas y recomendando sonidos de la movida electro colombiana.
Entramos y sonrío nuevamente al ver en la tarima a los Mo’some Tonebender realizando su prueba de sonido; horas después, Hystoic Vein, Zukunasisters y Lolita No. 18 arribaron al sitio. Era el único latino presente, sintiendo a ratos que estaba perdido en Tokio. No obstante, ser el único me dio una gran ventaja: ser el más asediado por las mismas bandas debido a que es la primera vez en este festival que un hispano los escuche y conozca su mundo musical. Para ellos, era algo exótico, pero como les dije en mi inglés nivel básico, la música es el verdadero lenguaje que no necesita estudiarse tanto para comprenderla, bailarla y tocarla. Basta con sentirla y el diálogo fluye. Y en verdad, es el único elemento cultural que no requiere visa ni permiso de ingreso de un país a otro. Afortunadamente.
La noche apareció de repente y el público empezó a ingresar. Las bandas habían organizado en cabeza de Audrey Kimura un improvisado stand para vender sus mercancías y de paso, donar uno que otro dólar a favor de su devastado país. Audrey es una mujer que se nota su experiencia en esta clase de eventos, no en vano es la directora del sello independiente Benten, fundado en 1994 en Tokio, cuyo portafolio tiene a los mismos experimentados Mo’some Tonebender y las rebeldemente chicas de Lolita No. 18; ella, con una precisión en sus decisiones ha logrado que esto sea un éxito constante. Y de hecho así sucedió en Austin, y así se dio en una menor escala en la ciudad de los rascacielos.
Zukunasisters tuvo el reto de romper el hielo. Y no sólo lo hizo muy bien sino que derritió toda duda de su música, puesto que su soul y su funk refleja tanto el conocimiento de este género musical muy del sur de Estados Unidos como en su influencia en las voces y en la instrumentación. La audiencia disfrutó su música en vivo, al punto que estas talentosas mujeres ataviadas con sus trajes brillantes y con sus tacones altos elevaron la temperatura de la fiesta tocando un cover original del gran maestro Louis Armstrong: In a Wonderful World.
Las luces se apagaron de repente. Sonidos distorsionados nos hablan como voces de ultratumba. Se encienden luces frías débiles. White White Sisters, con sus rostros cubiertos con la complicidad de la oscuridad, prenden de nuevo la fiesta nipona con el primer tema de Euphoria, su reciente trabajo: Falling Down. Con mucho cuidado, disparo dos o tres fotos y capto el momento en que ellos combinan una puesta en escena muy underground, mostrando como es en realidad una rumba electrónica en los bares de Tokio por la noche. En ese punto comprendí que estaba mirando pequeñas postales de las escenas y tendencias musicales que encierra una gran ciudad como Tokio, con alrededor de 30 millones de cuerpos y mentes caminando con mucha prisa sus calles. Una vitrina para visibilizar como es el Japón musical, sus influencias externas con otras escenas y su aporte internacional.
La banda revelación del Japan Nite subió a tocar: Hystoic Vein. Una extraña fusión entre guitarras punk con un toque glam en su coreografía y voces tiernamente chillonas con gotas de juventud rebelde, describen de ese modo este cuarteto de niñas quienes innovaron firmemente, llevándonos a un trance con su música, robando aplausos eufóricos. Simplemente, espectaculares.
La noche pareciera acabar pronto pero Lolita No. 18 subió de inmediato para sacudir cabezas y cuellos. El punk clásico que estas guerreras tocan en vivo no tiene palabras. Fue una de las bandas más esperada. Los aplausos fueron sonoramente aterradores, ellas lo saben. Ya estuvieron una vez en New York, cuando el extinto Joey Ramone decidió producirles su cuarto disco. Todavía lo recuerdan. Por ello, son catalogadas como las herederas del punk neoyorquino en Japón, de ahí que ellas dedicaran un tema inédito a él; finalmente demostraron en la tarima que definitivamente el punk ahora también tiene ovarios.
Y que mejor cierre de esta noche perturbadoramente rumbera y especial que los Mo’some Tonebender, quienes con sus sonidos post rock, con mezclas industriales y alternativo demostraron la creciente escena indie tokiota. Sus canciones pusieron a bailar a todos los asistentes. Un disparo constante de música para no estar estáticos, música para invocar la fiesta, música para contagiarnos, cuyo origen emanaba desde sus impecables guitarras. Un final de concierto para nunca olvidar.
Este año el Japan Nite tuvo un significado especial, un pequeño aporte a la esperanza, a la alegría y a la solidaridad. A pesar del susto, tanto los organizadores como los músicos manifestaron sentir mucha tranquilidad que sus familias estén muy bien. Por ello, como exorcizando demonios, las bandas dejan en la tarima el dolor y la angustia de su país y lo transforman en esa optimista y contagiosa alegría, que sin duda se reflejó en las cantidades de dinero recaudado entre donaciones, compras de artículos y el porcentaje de la boletería para las víctimas de estos siniestros de la naturaleza. Una forma más efectiva que enviar tweets masivos y spam en los muros de las redes sociales para rezar por Japón.
Es cierto, me sentí como el bicho raro de la fiesta, y la verdad lo disfruté mucho. Desde la misma directora del Japan Nite hasta los grupos se sintieron muy felices de que Latinoamérica estuviera presente escuchándolos. Para ellos, somos el paraíso, la tierra prometida. No vaya a ser extraño en un futuro que haya un Japan Nite recorriendo las tierras del Rio Bravo hasta el Cono Sur, pasando por las Antillas y los cafetales colombianos. Suena utópico pero pudiera ser un profético anuncio. Ojala que los dioses de la música nos envíen una señal porque de seguro sería un nuevo motivo para enloquecer Occidente una vez más en una noche, como ocurrió en aquel histórico domingo en New York para el Colectivo Bunka en sus 5 años de vida.
Arigato, Pedro.
It was nice to meeting you in NY.
Thank you very much for your support.
Audrey